Técnica Ludovico

martes, octubre 01, 2002

LOS FEOS
análisis estético de los feos de cara
por M. Rodolfi, un tipo lindo como ninguno

Este tema trae de por sí, controversias.
Quién puede decir si alguien es lindo o no? YO, que soy un tipo totalmente brillante e indiscutible.
Empecemos a citar casos estéticamente horribles, por ejemplo, Franco Macri.
Clásico ejemplo de inexpresiva cara de culo, este señor padece del mal de "nací por atrás" que es muy común en gente fea. Asimismo, podemos citar varios ejemplos de elementos horripilantes que son sinónimo de él como por ejemplo: la cucaracha, Charles Bronson, una sanguijuela, un sorete de alguien, un huevo podrido, una araña grande y peluda. Los seres feos padecen del mal de "a la enésima potencia", que significa que en una situación normal para cualquiera, ellos están mal, y en una situación mala, ellos están peor. Antes nadie la pasaba peor que un feo. Ahora con la crisis esto ha empeorado, y si alguien además de feo está desempleado, es libre de pegarse un tiro. Muy por encima pasa toda la falsa benevolencia de la raza humana cuando alguien dice:
"a mi no me importa el aspecto en el momento de contratar a alguien, sólo me fijo en sus aptitudes..." Todos sabemos que cien gramos de apariencia valen un kilo de experiencia en la sociedad de hoy, y si Usted tiene que decidir entre contratar a alguien con las mismas capacidades profesionales y lo tiene a Lito Pintos por un lado y a George Clooney por el otro, todos sabemos quién comenzará a trabajar al día siguiente.
Ahora bien, imagine a Robert Redford vestido como linyera escarbando entre los desperdicios; automáticamente cualquier persona sentiría pena y diría para sí: "pobre tipo, y con la pinta que tiene..." Uno se imaginaría a ese linyera dentro de mil oportunidades posibles con el éxito bastante cerca y pensamos que el destino le ha jugado una mala pasada. Sin embargo, cuando vemos a un pobre negro sin dientes y despeinado haciendo la misma tarea pensamos: "maldito vago... hijo de puta, negro de mierda!" y apenas si pensamos que vale la pena respirar de la misma atmósfera. Cerramos la ventana para escuchar algo gracioso y Arrivederci Roma. En síntesis: condenamos al feo sin siquiera llegar a la cuenta de tres.
Es el precio que tienen que pagar por haber recibido el sopapo de Dios justo donde más duele.

Dinero y belleza física
Alguno que haya caminado por barrios pobres (en ésta época proliferan) habrá notado la importante cantidad de gente con cara horrible. Y esto va más allá de la ropa y/o higiene. Me refiero a una cara fea. Aparentemente, la miseria económica arrastra consigo una maldición infernal que es la "fealdad en microclima". Sócrates dijo una vez: "los semejantes se unen"; nunca un ejemplo puede explicar mejor la variada y controversial antiestética de la pobreza que hoy nos rodea. Con esto quiero decir que va a ser muy difícil que usted vea a Pampita arrastrando harapos. Si no me cree haga un intento (breve) y recorra Villa La Rana a ver si encuentra a Dolores Barreiro sacándose un moco o a Naomi Campbell comiéndose un perro muerto. Hagamos ahora un viaje rápido a lugares de dinero y opulencia. Veremos por ahí gente fea que luce mucho mejor, y a la que usted le echaría un polvito sin tanto asquete.
Sin que sea una aventura digna del cazador de cocodrilos, aceptamos la fealdad con bolsillo lleno y con buen garbo, es decir, con unos cuantos cientos de calderilla vamos de la mano hasta con Horacio Guarany.
El dinero y la comodidad económica nos ofrecen seguridad y alivio y esos detalles los llevamos en la cara, es por eso que una rata como Bernardo Neustadt puede casarse con una mina 30 años más joven que él y vadearla por ahí sin ningún problema. Creo que todos sabemos que si Neustadt no tuviera ni dónde caerse muerto esa mina de alcurnia se le hubiese reído en la jeta antes de mandarlo matar.
La belleza física es superficial dicen algunos seres humanos, pero ninguno de ésos se garcha a la negra Sosa por mero espiritualismo, de hecho, ninguno se la garcha.
Todo lleva a la conclusión que la belleza física es sinónimo de éxito, sin importar cuántas neuronas anden mal, y la fealdad extrema es sinónimo de "no lo lograrás" por más que tus capacidades excedan el límite de lo conocido. Por eso, estimados amigos, los que somos lindos no tendremos más problemas que pagar el teléfono, y los que somos feos jamás tendremos teléfono.