Técnica Ludovico

martes, noviembre 26, 2002

PAPÁ SE FUE DE CASA
por el homónimo de siempre

Rogelio Paniza era un tipo inteligente pero medio testarudo. Profesor de Sociología de los Pobres en la UBA, Paniza denotaba un gran espírito solidario cuando se refería a los pobres como: "esos negritos sin un cobre" y quería que sus discípulos pensasen de la misma manera filantrópica. "Hay que estar de acuerdo con los pobres" decía en las charlas de café, pero en las noches de cognac opinaba todo lo contrario. "Si no llegaron a nada es porque son unos vagos de mierda" decía mientras un cuarteto de cuerdas llevaba a Mozart hasta las lágrimas en pleno hapening concheto.
Pero ese doble discurso ya no servía paredes dentro de su casa. Sus hijos lo tacharon de "falsete" ideológico y a su esposa le importaba un soto la moral de su marido porque le metía los cuernos de forma abismal.
Conocido como una heladera emocional, desatendió a su madre cuando estaba muy enferma, tanto la ignoró que cuando la fue a visitar la encontró descansando cómodamente dentro de un ataúd de madera con un cartelito de papel entre sus manos que decía: "te dije que me sentía mal!"
Sin sentir pena por su falta de amor hacia sus progenitores, tampoco lamentó NO sentir amor hacia sus hijos a los que trataba de "usted señor" todo el tiempo. Pero un día la parentella decidió poner la situación en estudio, porque con el paso del tiempo el auténtico profesor comenzó a agarrarse unos pedos nocturnos alucinantes y agretas hasta llegar a las piñas con los miembros de su familia, mientras parafraseaba palabras de alguna cátedra y cosas así, por ejemplo, cierta noche dijo a los gritos: "Los psicólogos son como los políticos,... porque los psicólogos estudian a la gente para estar por encima de la gente;... y los políticos se mezclan con la gente para estar por encima de la gente... y yo me los voy a coger a TODOS por el orto!" La frase parecía interesante, pero no fue muy bien vista en la "Reunión Ecuménica del Opus Dei" frente a docenas de sacerdotes, obispos, cardenales y algún que otro Papa a punto de morir.
Echado a carpazos del ágape, él y su familia ganaron el Honoris Causa de los Grasas y fueron despedidos del círculo social de la República Argentina y de la Vía Láctea, amén. Rogelio Paniza se quedó en bolas en plena vereda del Opus y se masajeó las bolas hasta que se le pusieron rojas; y al grito pelado de "chupenmelán" fue crucificado durante media hora para que aprenda.
De vuelta en su casa, la familia se reunió. Su esposa, su hijo mayor y su hija hablaron sobre cómo podían apartarse de su bochornoso, pero inteligente padre mientras éste dormía la borrachera, y decidieron poner manos a la obra.
Cinco meses después, la hija menor atendió un llamado; eran de la UBA y preguntaban por su papi que hacía tanto tiempo que no iba a dar clase. Preguntaron si el Profesor Paniza estaba enfermo y cosas así. La niña miró fijamente a su madre que guardaba algo de carne en el freezer mientras cantaba y respondió: "no, no sé nada, papá se fue de casa... no, la verdad no se dónde está, papá se fue de casa..."