Técnica Ludovico

jueves, noviembre 14, 2002

"PEGAME Y LLAMAME COMO QUIERAS
análisis casi profundo de un tipo con sueño llamado M.Rodolfi



El tema de hoy es muy difícil de tocar porque trata sobre los golpes en la cama.
Usted pensará que es una manía de enfermos mentales eso de andar dándose biabas en plena sacralización del acto sexual, pero si cree que no puede ser divertido se equivoca. No sólo es divertido sino que también tiene algo de sacro, porque a más de una chiquilla de aspecto vicioso le escuché decir: "oh, mi Dios!!" ó bien: "sacámela YA, por Jesús!!" El porqué aparecen deidades cristianas en estas situaciones es todo un misterio. Pero cuando de golpes se habla podemos establecer varias categorías:
La categoría uno es la que cualquier mamporro o cachiporrazo por parte de alguno de los integrantes de la pareja hacia la otra parte es aceptado según el tratado marital.

La categoría dos es la que un participante le brinda a su pareja alguna cachetadita o nalgadita mimosa en pleno acto, pero sin pedir ningún tipo de permiso. Esto lleva a comentarios post-cogida típicos, como por ejemplo: "...ese bife me dolió" ó "...tengo el culo colorado de la patada" y cosas así. Ninguna de las partes lo admite pero una se zarpa y se va de mano.

La categoría tres es la que el marido llega a casa borracho como una ánfora y acribilla a su pareja a trompadas porque perdió jugando al póker o al buraco. En los tiempos que corren estos casos de violencia familiar son proclives a aumentar haciendo peligrar lo mejor que tiene este país: las mujeres. Este método no es aceptable, ni siquiera por la OTAN.
Los argentinos tenemos una diva que gracias a los golpes de su ex-marido quedó otaria de por vida. Todos saben que hablo de Susana Giménez en la época que garchaba con el australopitecus de Monzón.
A decir verdad esta mujer no tuvo tan mala vida, pero su cerebro tiene la consistencia de un puré de zapallo y sus ideas son algo vagas, sobre todo en cuanto a la existencia de dinosaurios que escupen fuego en pleno siglo veinte. Y de ahí su manía de llevar pobres freaks a su miserable programa, por ejemplo, es inconcebible preguntarle a Nelson de la Rosa (el hombre rata) si tiene novia, porque se sabe que esa miseria espantosa de ser humano lo más probable es que viva solo, coma solo y se termine suicidando solo. Esa era una pregunta mal intencionada en la que se esperaba que el enano moqueara maldiciendo su tamaño y voz de silbato como aberraciones del planeta, a lo que sumamos el tamaño de su pene no más grande que un dedal. Ya sabemos cómo termina esta historia del hombre rata: lo encontrarán los medios en estado de putrefacción mientras su cuerpo pende de un cordel con sendo nudito en su cuello mientras los buitres le picotean los ojitos. Otras suertes del programa de la diva fueron: la mujer con las tetas más grandes del mundo, algún fakir de cuarta que masticaba vidrios (en este país todos lo hacemos) y un osado que se comió una bicicleta de a poco (!).
Extraño sería ver a un tipo que queme plata. Cuando alguien así aparezca creeré que está sonado como un pito y votaré para que lo encierren en una jaula de canarios y lo alimenten con alpiste.