Técnica Ludovico

martes, julio 23, 2002

Biografías no autorizadas
Sección de "Verdad Pura". Usted jamás creerá lo que leerá aquí.
Pero por Gogó Andreu que es CIERTO!

Hoy: Federico Klemm

Federiko Klemminsky nace en la desembocadura del Río Tigris, producto de una violación.
Su madre, Klemmentina Klemminsky, es atacada por una trouppe de malabaristas bolivianos que están de gira con un circo de poca monta por los países que el mencionado río baña con sus aguas. Cuenta la historia que Klemmentina Klemminsky, joven e inocente párvula, oye unos silbidos que describe en sus memorias como "sardónicos". Al acercarse a dichos llamados frugales buscando un ave exótica; catorce malabaristas bolitas del circo "La Piedad" se abalanzan sobre sus jóvenes e inocentes tetas y se las chupan los catorce al mismo tiempo hasta dejárselas viejas y con displacia mamaria. Luego de sus pechos se encargaron del resto de su precioso cuerpecito. Mucho semen tragó la pobrecita. La festichola duró cinco lunas (según la astronomía cercana al Río Tigris), y una vez terminada la faena todos se fueron a tomar un café y a escuchar jazz.
A los nueve meses Klemmentina Klemminsky parió con dolor.
Su hijo, fruto de un montón de amor, fue bautizado en la sinagoga "Los Amigos de Keppell" con el nombre de Federiko Klemminsky.
El niño creció y creció hasta que fue adolescente y se hizo maricón. Klemmentina Klemminsky, necesitando una figura paterna para su hijo, le solicitó al rabino Samuel Keppell que le ayude con la educación de Federiko. Este accedió, pero no sin antes darle de lleno nuevamente a Klemmentina, esta vez por atrás. Luego del cigarrillo kosher, Samuel le dedicó media hora por año a Federiko enseñándole a vivir de acuerdo al Torah y al libre comercio. Largas noches de lectura le otorgaron un 10 en historia, pero un cero en hombría. Federiko era un niño rezongón. Muy caprichoso y celoso del rabino porque montaba a su madre noche tras noche previo rezo del Talmud.
Pero nadie podía adivinar la mierda que se avecinaba...
Cierta mañana, con el trinar de las avechuchas de la zona (según la fauna cercana al Río Tigris), Samuel Keppell amaneció muerto.
"Una muerte súbita" musita Federiko con dolor pero con mirada torba, aunque lo extraño era que la cabeza de Samuel estaba muy separada del cuello.
Klemmentina se da cuenta in situ. Federiko había asesinado al rabino.
Ante los gritos de "assassino" de la chusma que se amontonaba curiosa frente a la casa de los Klemminsky, Federico huye como una rata. Es capturado a dos cuadras y llevado a la prisión de Lubyanka, en la Siberia moskovita.
Federico entra a la prisión luego de un juicio de 35 segundos y su condena va de los 3 días a los 350 años, depende cuántas pijas chupe; tarea en la que se concentra como ningún otro presidiario en la historia de Lubyanka.
Dos años después y luego de haber sido la puta de varios condenados, Federico se escapa de la prisión disfrazado de hombre.
Nadie se da cuenta hasta que la exitación de todos los presos los lleva a uno de los motines más sangrientos en la historia de la estepa.
Federiko llega a América en un barco de carga disfrazado de zapallo anco y busca trabajo para rehacer su vida. Por las noches piensa en su madre. Sola, abandonada y humillada por su delinquir. Su madre, sin embargo, no para de coger sin siquiera pensar en Federiko. La loca mete bomba hasta que un ñu siberiano la patea y la estrella contra una pared.
Federiko trabaja de muchas cosas, pero él ama delinquir, entonces, le toma el gusto al pincel (objeto que se había metido en el ano reiteradas veces).
Pinta paredes y techos, pica pica bajada cordón y muchas cosas afines, pero su gusto por la mentira llega a las bellas artes, y éstas son destrozadas por él.
Cambia su nombre de Federiko a Federico para que nadie lo relacione con su funesto y advenedizo pasado, se hace el tipo copado y con ayuda de algunos marchands afeminados entra en el circuito de los pintores Pop.
Modifica su apellido a "Klemm", por el mismo motivo antes mencionado y rehace su vida desde cero. Pero no todo ha cambiado, sigue siendo homosexual...
Su gusto por los penes lo lleva a innumerables aventuras dignas de ser contadas a fondo, pero su arte es más blasfemo, más errático, más ma-le-du-ca-do. Su bizarro ser lo lleva a codearse con los más famosos y aprovecha su pose para hacerse el esotérico, el que entiende algo que nadie entiende; pero por las noches su delicada máscara cae, y entre lujuriosas orgías gay; él se caga en el arte y en su madre, en el rabino Keppell y en toda la geografía del Tigris.
Nadie ha dado cuenta de él todavía. Varias organizaciones fascistas lo buscan por ser judío y puto, otros lo buscan para coger, simplemete y otros para cagarlo a trompadas por mero placer...
Si Usted tiene información acerca de este sujeto, rogamos llamar a la Oficina de Asuntos Molfetas, sede Internacional.




Foto del reo